IV DOMINGO DE PASCUA CICLO A
3 de mayo 2020
Domingo del Buen Pastor
Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones
Hch 2, 14. 36-41; Sal 22; 1Pe 2, 20-25; Jn 10, 1-10
Sr. Canónigo P. Trinidad Antonio Márquez Guerrero.
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En este día celebramos también la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Esta fecha nos recuerda, a muchos que fuimos ordenados sacerdotes en torno a esta jornada de oración, el llamado del Señor que nos dice que la mies es mucha y que sigue necesitando de mujeres y hombres que estén dispuestos a consagrar su vida al servicio del anuncio del Reino. Es una invitación a la oración y reflexión sobre el don de la vocación, para alimento y fortaleza de los consagrados en las distintas vocaciones cristianas y también por aquellos que intentan responder al llamado de Dios.
El libro de los Hechos de los Apóstoles nos dice que las palabras de Pedro, el día de Pentecostés, les llegaron al corazón a muchos de la multitud y que preguntaron: “¿Qué tenemos que hacer, hermanos?”. Pedro no les responde con una lista de las cosas lícitas o de prohibiciones. Les invita a plantearse la vida de otra manera; a revisar el modo que se tiene de ver, juzgar y valorar las cosas, a uno mismo y a los otros.
“Conviértanse y bautícense en el nombre de Jesucristo para el perdón de sus pecados…”. Puede ser que estas palabras no me afecten porque hace mucho que fui bautizado y en ocasiones he acudido al sacramento de la reconciliación, parece que lo tengo todo o que al menos sé lo que tengo que hacer, aunque tal vez no he dado el primer paso: arrepentirme, o sea, emprender un camino de conversión.
Esta lectura me dice que si no comienzo por entender que es algo que debo hacer yo, no he recibido con ánimo orante la palabra de Dios.
En la segunda lectura, san Pedro, nos dice que la obediencia, paciencia y mansedumbre de Cristo son modelo para nosotros: “Cuando lo insultaban, no devolvía el insulto: en su pasión no profería amenazas”. En un silencio cargado de amor Jesús garantiza el único camino que puede vencer el odio y el pecado, cuando nosotros, por nuestra parte, intentamos curar a alguien solamente a través de nuestras heridas. Hay heridas que curan, las de Cristo, y heridas que hieren, muchas veces las nuestras.
Hoy es el domingo del buen pastor, en el que Cristo afirma: “Yo soy la puerta de la ovejas”.
Puerta abierta a un espacio de libertad e intimidad, para aquellos que son verdaderos pastores, para aquellos que únicamente pretenden darse para que las ovejas, o sea, las personas, se les asegure la vida en abundancia. Las ovejas se alimentan ante todo de libertad en una relación vital con el buen pastor que es Jesucristo. Puerta cerrada para los salteadores y ladrones, para quienes solo buscan su propia gloria e interés.
Es pastor el que pasa a través de la puerta que es Cristo; cuando se adopta su estilo de vida y se es fiel a su palabra. Es pastor solamente aquel que a través de su palabra hace que las personas reconozcan la Palabra de Dios y no al revés.
El verdadero pastor es el que hace salir, el que libera, el que se compromete al servicio de la libertad de las personas. Cristo, buen pastor, camina delante de nosotros, nos conduce por un camino de libertad; nos dice que la única forma de asegurarnos para la vida eterna es comprometiéndonos en un constante movimiento de entrega: “si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, dará fruto abundante. Quien aprecie su vida terrena, la perderá; en cambio, quien sepa desprenderse de ella, la conservará para la vida eterna” (Jn 12, 24-25).
Terminemos con una oración, haciendo nuestro el deseo del Santo Padre Francisco para esta Jornada mundial de oración por las vocaciones: “que la Iglesia recorra este camino al servicio de las vocaciones abriendo brechas en el corazón de los fieles, para que cada uno pueda descubrir con gratitud la llamada de Dios en su vida, encontrar la valentía de decirle “sí”, vencer la fatiga con la fe en Cristo y, finalmente, ofrecer la propia vida como un cántico de alabanza a Dios, a los hermanos y al mundo entero. Que la Virgen María nos acompañe e interceda por nosotros”.
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