GLORIA A MARIA ASUNTA, REINA Y MADRE DE MISERICORDIA
Las glorias de María son para nosotros bendiciones. Nunca olvidemos que al ser la Madre de Dios terminó siendo en la cruz nuestra Madre.
El Padre del cielo, como hija, la llenó de gracia, y el Espíritu, cuando la tomó por esposa, la inflamó de amor, y el Hijo, Dios y hombre, nos la volvió Madre de Dios. ¡Gloria de la GLORIA de Dios es María! Bendita entre todas las mujeres y Virgen para siempre. ¡Toda nuestra y toda de Dios!
Hoy celebramos su gloriosa asunción. Por amor, como Eva, fue que dejó la tierra y como la nueva Eva, súbito, el cielo la recibió. Al ser inmaculada en su concepción terminó siendo nuestra primicia en su gloriosa asunción, para ser nuestra Reina y Señora de la gran intercesión.
Para San Juan de los Lagos, Gloria inmemorial siempre fue esta fiesta. La más antigua de celebrarse con gran pompa litúrgica y piedad popular, en 1655, gracias al fiel devoto el Capitán Juan Espíndola. Y ¡qué mejor fiesta! que ésta para ser coronada pontificalmente el año de 1904. Hoy es una de las tres mayores fiestas de San Juan, porque –dice el pueblo fiel- si fue subida al cielo es para ser coronada como Reina Intercesora y la más diligente Colaboradora en la obra de la salvación.
Virgencita de San Juan, asunta Reina y gloriosa Madre de misericordia, en esta pandemia mortal, ruega por nosotros, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
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