Acudió ante dicho Juez de Comisión un hombre español que dijo llamarse Nicolás de Ortega, y doy fe de conocerlo. Es vecino de la Villa de Santa María de los Lagos. En cuanto al origen de Nuestra Señora de San Juan dijo saber lo que, en general se sabe de Ella.
Inició su declaración diciendo que, el día de ayer, viernes 17 de febrero de 1668, como a las 5 de la tarde, habiendo salido de la Hacienda de Santa Teresa, jurisdicción de Lagos, y de la que es dueño el declarante, vino a visitar a la Virgen Santísima de San Juan, como se lo había prometido, para pedirle salud de un padecimiento que tiene, hace tres meses. Al regreso, perdió el camino, junto con Alonso Hernández Rubio, vecino de los Lagos. Y viéndose perdidos, preocupados de que así les anocheciese, le dijo el declarante: Vamos al cerro que llaman de las “Tetillas” que está en dirección a San Juan. Se pusieron, pues, en camino. Llegaron a un arroyo seco y profundo. Anduvieron buscando dónde atravesarle, hasta que hallaron una parte baja. Pero, ya dentro del arroyo, no hallaron paso posible de subirlo en lomo de bestia. Parecía ser camino de venados. No encontrando mejor alternativa, emprendieron la subida. Subió adelante el compañero que iba en mula, y este testigo queriendo apearse para subir como hombre de campo, se atrevió a picarle a la yegua en que iba, perdió el control. Y sin tener dónde pisar, estando las manos arriba, cayó este testigo, al mismo tiempo que lanzaba un grito: Válgame la Virgen Santísima de San Juan. Había caído, increíblemente, en medio de dos peñas y encima de la yegua, quedando ésta, encajadas las patas y las manos hacia arriba, entre una peña y otra. Sólo pudo salir el declarante por debajo de la bestia, completamente sano.
Bajó luego el compañero y no podían entrambos desencajar la yegua. Cuando por fin lo hicieron, la sacaron también sin lesión alguna, a pesar de haber dado las costillas a un lado sobre una piedra y la cabeza sobre la otra. Había caído justo en la cama de la poca arena que había. Mientras el compañero mudó el color de susto, el testigo se levantó, agradecido, dando gracias por el palpable milagro que a la yegua y a él, les había hecho la Virgen.
Inmediatamente se puso de camino nuevamente a San Juan, llegando este sábado a darle gracias a la Virgen por tan grande favor recibido. Y teniendo noticia que se estaba haciendo información del origen y milagros de Nuestra Señora de San Juan, vino a este dicho Pueblo de Jalostotitlán a declararlo.
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