martes, 8 de febrero de 2022

MILAGRO DE LA VIRGEN DE SAN JUAN: EL CRÓNICO LOBANILLO

 

EL CRÓNICO LOBANILLO[1]

Declaró el mismo Antonio que, desde joven, le empezó a brotar un lobanillo en la cabeza, al lado izquierdo donde nace el cabello y que lo tuvo más de veinte años, cada vez más creciendo, a tal punto que, para acostarse, lo hacía con muchísimo trabajo. Y aunque buscó mucho su curación, no la encontraba, en parte, porque decían los médicos que era peligroso intervenirlo.

Así que estando en el pueblo de San Juan, hará de nueve a diez años que este testigo se fue al santuario a pedirle a tan Soberana Señora que lo favoreciese para que aquel lobanillo tuviese remedio. Y, después de pedirle, se acercó a una de las lámparas que ardían en el altar y se untó. Pasados unos dos o tres días, sintió dolor en el dicho lobanillo. Y preguntando qué tenía en él, le dijeron que le había brotado un grano. Y el grano fue abriendo boca, de forma que le pudieron aplicar una mecha once días.

Y se fue dando la curación al estarle manando una masa amarilla de un olor muy fuerte, hasta quedar bueno y sano, quedándole un agujero, por el que, hasta el día de hoy, sigue manando esta masa sin ningún dolor ni pena. De esto, son testigos quienes lo vieron y lo curaron. A saber: Melchor González de Hermosillo[2], su mujer y vecinos.

También comentó que, pasando por este santuario un médico cirujano, al contarle lo ya referido y enseñándole lo que quedó del lobanillo, afirmó que, como cirujano, reconocía haber sido un milagro.

El declarante terminó contando que son muchos los favores que ha alcanzado de la santísima mano de la Virgen de San Juan; y que tiene la intención de escribir algo de esta Soberana Señora, de sus milagros y maravillas, con otras circunstancias de este pueblo y de la edificación y reedificación de su templo. Después de lo cual firmó con dicho Juez y ante mí, notario nombrado, declarando tener 51 años de edad.


[1] IMVSJ AGN f. 74-75

[2] MELCHOR GONZÁLEZ DE HERMOSILLO FLORIDA: Nació en 1616 y falleció el 20 de Febrero de 1684 en Jalostotitlán siendo enterrado en dicho templo parroquial. Contrajo nupcias alrededor de 1642 con Beatriz González de Ruvalcaba Rodas (nacida en Santa María de los Lagos en 1622 y fallecida en 1684). Fue hijo de Juan González de Hermosillo y de Ana González Florida. 


viernes, 4 de febrero de 2022

EL MILAGRO DE LA MANTECA EN PARRAL, CHIHUAHUA

 

LA MANTECA DEL MILAGRO[1]



Otro milagro contó Francisco: Yendo con una cuadrilla de 16 carretas, cargadas de maíz, de manteca y de otros géneros, en 1650. De camino al Real de Minas del Parral, hubo necesidad de parar como a seis o siete leguas de dicho Real para descansar y refrigerarse. Paramos a orillas de un río que llaman “de en medio,” en un puesto donde quedaron acomodadas, más juntas que lo ordinario, todas las carretas.

Quedamos en un pajonal tan alto que cubría a un hombre, y viendo, yo, que una india que nos acompañaba quería hacer una lumbrada, le dije que primero quemara un poco del pajonal para hacer raya y evitar así que la lumbre corriera a donde estaban las carretas.

Pero, de nada sirvieron estas precauciones, porque, de repente se vino un viento contrario que extendió el fuego hacia donde estaban las carretas. Al ver el peligro que corrían las carretas, recluté al punto cerca de veinte personas que me acompañaban en la cuadrilla y algunos lugareños. Todos juntos nos pusimos en obra sin poder apagar la lumbre. Y por más que lo intentamos, ya estaba el fuego pegando en una de nuestras carretas, llena de maíz y, además, encima estaban diez calabazos de manteca de más de once kilos, cada una.

Angustiado, viendo la calamidad que se nos venía. Ya no preocupado por mis bienes, sino el daño que causaría esta desgracia a mis trabajadores, invoqué a la Virgen de San Juan. Le dije: “Virgen Santísima, ya no cuido de la hacienda que traigo, dejadme siquiera una carreta para volver a estos pobres que traigo en mi compañía a su casa con sus hijos y mujeres.” Eran cuarenta personas las que venían conmigo. Y así como repentinamente vino el viento, después de mi súplica, también repentinamente se volvió en dirección del río, levantándose devastadoras las llamas, altísimas, consumiendo todo el pajonal hasta llegar al río.

Retirado el fuego, fuimos inmediatamente a revisar cómo habían quedado nuestras carretas y hasta dónde había llegado el daño, ya que el humo no nos había dado licencia de saberlo. Y cuál no va siendo nuestra sorpresa cuando constatamos que sólo una carreta estaba quemada; el maíz derramado en el suelo; como cuatro o seis fanegas se recogieron de maíz chamuscado. Y ¿los diez calabazos de manteca…? Tenían la cubierta quemada y la manteca dura y sin derretir; sin perjuicio alguno. De tal suerte que pudo ser vendida en el Parral.

Cuando contamos a todos lo sucedido, curiosos y sorprendidos iban ver la manteca –que ya le decían- “la manteca del milagro.

Mayor maravilla nos causó que, habiéndose quemado partes de la carreta y hasta la silla de andar a caballo, de un indio de nuestra cuadrilla, ni siquiera se haya derretido la manteca, ni quemado la mayor parte del maíz.

Cuando vimos cómo la Virgen de San Juan tan presto vino en nuestro auxilio, ahí mismo todos le dimos gracias a Dios por la intercesión de la Virgen Santísima. Y yo, ofrecí venir a su templo a rezarle unas novenas. 

Siendo los beneficiados de este milagro de los pueblos vecinos a San Juan, al divulgar en el Parral el milagro, esto fue causa de mayor devoción a la Virgen de San Juan, como después lo comentó el Hermano Blas cuando llevó al Parral a la Virgen Peregrina.


Dr. José Everardo López-Padilla "Médico Historiador" del Archivo Histórico de la Catedral Basílica de San Juan de los Lagos. 

[1] IMVSJ AGN f. 57-60

martes, 1 de febrero de 2022

HISTORIA DE LA VIRGEN DE SAN JUAN EN 1542

Colgada al pecho de unos Padres franciscanos, como una medalla, llegó la Imagencita de la Virgen de San Juan. Esto lo oyó, cuando era niña, la anciana Ana Lucía, testigo ocular del primer milagro; y… años después, lo dijo bajo juramento, junto con otros testigos más, ante el Notario eclesiástico D. Juan Contreras Fuerte en 1634.

Este sagrado regalo de la imagen, otorgado al Pueblo de indios de San Juan, se atribuye a los Padres Franciscanos, fray Antonio de Segovia y Miguel de Bolonia, Evangelizadores de estos pueblos en 1542.

Al retirarse de estas tierras los Santos Doctrineros colocaron en el humilde altar de la Capilla del Hospital de San Juan, entonces de adobe y paja; y fue muy venerada, desde al principio, por los indios que tiernamente la llamaban “Cihuapilli,” Señora Celestial.

Pasados 80 años, ya la santa imagencita había sido retirada del altar a la sacristía por encontrarse maltratada, aunque, no por esto, dejaba de ser venerada por los indios.

Pero en 1623 se dio un milagro portentoso, contado por el mismo Sacerdote Notario que dejó asentado por escrito el milagro y el testimonio de los que lo vieron y juraron decir la verdad del hecho, tal y como lo pidió el Señor Obispo de Guadalajara D. Leonel Cervantes de Carbajal.

Esto fue lo que se escribió: “Casi al llegar a este Pueblo, como camino real que es para Guadalajara, un Volantín, cuyo nombre no se supo; donde estuvo tres o cuatro días, traía, Éste tal, en su compañía a su mujer y dos hijas, a las cuales enseñaba a voltear y hacer pruebas sobre espadas y dagas. Sucedió que volteando la menor de ellas, se mató. El cómo no se pudo averiguar por ser los indios tan varios en sus dichos y no haber, en aquel tiempo, Español en este Pueblo. Entre los indios e indias que se juntaron, fue una llamada Ana Lucía, muy antigua, la cual les dijo que se consolaran, que la Cihuapilli la sanaría. Llevaron al Hospital la difunta y la pusieron en la peaña del altar. La dicha Ana Lucía, se entró en la sacristía y sacó a esta Soberana Señora, que hoy es la Original de entre las demás, y como dicho es, estaban desechadas. Y se la puso a la difunta sobre los pechos.
Al poco rato, vieron bullirse la dicha niña. Conque le cortaron a toda prisa las ligaduras y quitaron la mortaja. Y se levantó buena y sana.

El Volantín agradecido por el beneficio recibido, les pidió a los indios que se la dejasen llevar a la ciudad de Guadalajara, para donde iba, que la mandaría aderezar, y se la volvería.

Llegados a Guadalajara ya de noche, también llegaron a la puerta de la casa, donde se habían hospedado el dicho Volantín, unos Mancebos, y preguntaron si tenía alguna cosa de pintura qué aderezar. Dijeron que sí, que una imagen de Nuestra Señora de un Pueblo llamado San Juan. Y se la dieron a dichos mancebos. Y al día siguiente, muy de mañana, se la volvieron al dicho Volantín, que no se había levantado de la cama; y que, enviando a saber cuánto les había de dar de hechura, no hallaron a nadie.

El Volantín volvió la imagen y refirió a los indios lo antes dicho. Lo referido había sucedido en 1623, como once años antes de 1634, y se promulgó el primer milagro referido, cuarenta y cinco años después, en 1668".

Este milagro reconocido como portentoso, dio puerta a 4 siglos de milagros que no cesan de darse para gloria de Dios y aplauso de Nuestra Señora, la Virgen de San Juan. Esta es su historia que aún no se acaba de contar.

Texto por: Sr. Cango. Padre Jaime Enrique Gutiérrez Gutiérrez y
Dr. José Everardo López-Padilla
Archivo Histórico de la Catedral Basílica de San Juan de los Lagos